domingo, 4 de marzo de 2012

Solíamos hablar de nuestro futuro,

de lo perfecto que sería.


Cuando una historia termina, el dolor normalmente es proporcional a la belleza del amor vivido. Y entonces llegan puntuales la traición, los recuerdos.
Teníamos la mala costrumbre de pensar que nada podía afectarnos, que juntos éramos fuertes. Lo suficiente para lo que venga, ¿recuerdas? Hasta que te das cuenta de que, por mucho que luches, te quedas sin fuerzas. Lo mejor que puedes hacer es abandonar, una retirada a tiempo para evitar más daños. Puede que incluso te cueste más todavía. Piensas: el remedio es peor que la enfermedad, siempre es así. Pero a veces hay que hacerlo. Y tranquilo, no es un signo debilidad.


1 comentario:

  1. el texto es muy bonitooo :)
    espero que me visites :
    http://feelinglikefreedom.blogspot.com.es/

    te sigo :)

    ResponderEliminar